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jueves, 11 de febrero de 2016

¡Pero qué sinvergüenzas!

Hoy hemos presenciado lo que viene siendo un "SinPa" en toda regla. Así tal cual. Por todo el morro, by the face. 

El lugar ha sido "La Dulce Alianza" en Almería. Un sitio muy muy guapo, que te atienden bien, que tienen mucha variedad, que el sitio es cómodo, confortable, tranquilo. Un sitio que nos gusta. 

Mientras nos tomábamos un coffee, nos damos cuenta que el matrimonio de la mesa de al lado, sin cuenta en la mesa, en el momento en el que hemos pedido nosotros la cuenta y el camarero ha ido a buscarla... en ese instante se han levantado de golpe los dos como el que ya ha pagado para irse... y sólo han hecho una mirada al interior del local casi al salir por la puerta. 

Sincronización absoluta y atentos a cuando no habían camareros observándoles...

Se han tomado, por lo que había en la mesa, dos cafés. Ya no es el hecho de dos cafés. Es el hecho que tú has hecho un gasto en ese local, que vive precisamente de que clientes paguen sus cuentas y disfruten, claro está. 

Pues no, no eran jóvenes como a veces por error pueden algunas personas pensar. Tendrían entre 46 a 53 años los dos. Gente aparentemente normal. Vestían normal. Hablaban normal. Y han hecho un Simpa exitoso (para ellos). 

Estoy totalmente en contra de esas actitudes de, si me permitíis la expresión, de gamberros, de caraduras, de sinvergüenzas, de poca madurez, de pasotismo total. 

Gente tóxica que hace que, quien pague los platos rotos, sean los camareros por no haberse dado cuenta (imposible porque estaban en otro sitio en ese instante), y los reproches vayan para ellos. 

Además de las pérdidas que por individuos así, puedan tener los dueños. Dueños ya no sólo de este negocio, sino de cualquier actividad, empresa que haya gente que haga lo mismo que hemos presenciado hoy. 

Hasta ahora no lo había visto con mis propios ojos. Lamento la situación. Vaya sinvergüenzas...




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